Esta semana en el blog te traigo a una invitada de lujo: mi amiga Eva Bargues.
Eva es coach nutricional y se ha currado un pedazo de post para contarte cómo empezar a cambiar la relación con tu cuerpo y consigas amarlo y aceptarlo.
Te aseguro que el post no tiene desperdicio y que si no creyera firmemente que te va ayudar, no lo publicaría en mi blog.
Te dejo con ella, ¡te va a encantar!
Soy Eva Bargues. Después de muchos años de lucha con mi cuerpo, trastornos alimenticios y una relación emocional problemática con la comida decidí formarme como Holistic Health Coach para sanarme a mí misma. El cambio que experimenté en mi vida fue espectacular, una verdadera liberación. Y sentí que tenía que ofrecer mi ayuda a personas que se encontrasen en una situación similar a la mía. Trabajo contigo para que consigas el cambio en tu alimentación que aumentará tu energía, mejorará tu salud y tu relación emocional con la comida.
No puedo casi ni recordar cuando empecé a luchar con mi imagen corporal. A los 5 años yo era una niña flacucha y ojerosa pero cuando me operaron de las amígdalas me convertí en un par de meses en una bolita. Aparecieron los insultos de otros niños y mis inseguridades se fueron afianzando en mis cimientos. Desde entonces ya no volvería a querer a mi cuerpo hasta hace unos pocos años. Y ya tengo 48.
Este mismo problema afecta hoy a muchísimas mujeres y a no menos hombres. Este problema afecta a la felicidad de muchas personas y a la sociedad como un todo. La mayoría de nosotros no dejamos de enviarnos mensajes negativos y autodestructivos referentes a nuestro cuerpo, nos embarcamos en dietas restrictivas y alocadas muy perjudiciales para nuestra salud, nos pasamos la semana negándonos el alimento para después darnos atracones o “premiarnos” el fin de semana con el consumo de alcohol y comida poco saludable. ¿Es esto realmente un premio?
¿Por qué odiamos nuestro cuerpo?
¿Por qué tanta gente (especialmente tantas mujeres) odian algunos aspectos de su cuerpo y sienten la obligación de estar siempre siguiendo una dieta restrictiva?
La respuesta la encontramos en nuestra sociedad actual, en los medios de comunicación, en los ideales de talla, peso y tamaño y en la creencia generalizada de que cierta tallas y ciertos cuerpos son atractivos y el resto no lo son.
Los intereses detrás de estos ideales consiguen hacernos sentir inseguros para que la industria detrás de esos intereses se enriquezca a costa de nuestros complejos. Pero lo cierto es que las dietas no funcionan. La solución es aprender a amar nuestro cuerpo como es y alimentarlo de forma saludable para mantenerlo en su mejor forma y que renazca su belleza natural.
Seguir constantemente una dieta restrictiva es perjudicial para tu salud mental y muy perjudicial para tu salud física.
¿Por qué es importante la percepción que tienes de tu cuerpo?
Tener una percepción negativa de tu cuerpo puede desembocar en depresión, ansiedad, desórdenes alimenticios, aislamiento, desesperanza y sensación de no ser útil.
Sentirse insatisfecho con el propio cuerpo está directamente relacionado con una autoestima baja y la autoestima baja desemboca en un sinfín de problemas de salud.
Y si sabemos que es tan perjudicial tener pensamientos negativos sobre nuestro cuerpo ¿por qué seguimos alimentado esos pensamientos? Porque la mayoría de nuestros pensamientos se generan automáticamente en nuestro subconsciente dirigidos por patrones y modelos que hemos aprendido e incorporado en alguna etapa de nuestra vida.
La diversidad de cuerpos es una realidad. No tiene sentido juzgarnos porque seamos diferentes o porque estemos lejos de un patrón que la sociedad del “primer mundo” ha elegido como soporte de una industria de la belleza (farmacéuticas, moda, cosmética, ejercicio…) que sólo sobrevive gracias a nuestro sentimiento de no ser suficientemente delgadas y ni suficientemente bellas.
¡Yo misma pasé gran parte de mi vida luchando contra mi peso natural y mi constitución porque según esos patrones era “demasiado grande”!
¿Sabes cuántas cosas dejé de vivir en mi vida por el estado de ansiedad, el miedo al rechazo y la culpabilidad que MIS PROPIOS pensamientos creaban en mí? Mejor ni lo pienso, ya me he perdonado por ello.
El mensaje principal que te quiero dar hoy es que aceptes y ames tu cuerpo y que vivas tu vida con intensidad disfrutando de todo lo que puedes hacer gracias a tu cuerpo. Tu cuerpo es una herramienta para alcanzar todos tus sueños, no es un ornamento.
Sé que no es fácil, pero al menos inténtalo. Sigue leyendo por favor.
¿Cómo puedo conseguir aceptar y amar mi cuerpo?
Es importante que empieces identificando el lenguaje que utilizas para hablarte a ti misma. ¿Qué cosas te dices? ¿Es todo negativo? ¿Qué mensajes te das cuando ves tu cuerpo en el espejo?
Son esos mensajes y no tu cuerpo los que te van a hacer sentir mal. Sí, ¡es verdad!
Inténtalo. Coge un papel y un bolígrafo y escribe ahora los pensamientos que tienes sobre tu cuerpo, lo que te dices habitualmente, tanto lo positivo como lo negativo
Mensajes Negativos Mensajes Positivos
Ahora contesta a estas preguntas:
1. ¿Cuándo aparecen estos pensamientos? Por ejemplo: en la ducha, al vestirme…
2. ¿Qué emoción me producen? Por ejemplo: tristeza, culpa, frustración, odio…
3. ¿Qué hago para tapar esa emoción? Por ejemplo: no me miro nunca al espejo, me consuelo comiendo chocolate, me doy un atracón…
Es importante que identifiques estos momentos para no dejarte llevar por los pensamientos y todo el ruido mental, que van a generar una emoción que te hará sentir mal y te conducirá muy probablemente a comer más.
¿De dónde viene entonces la raíz de todo? ¿De dónde vienen esos pensamientos? ¿Por qué los tienes tú y esa amiga tuya que tiene algo de sobrepeso y aun así es feliz y se siente tan atractiva no los tiene? Revisa tu historia personal. No se trata de culpar a ciertas personas que en un momento te inculcaron ciertas creencias, si no de entender lo equivocada que es la naturaleza de esa creencia. Los padres, los hermanos y los amigos de la infancia juegan un rol importante en el desarrollo de un mal concepto de nuestra imagen corporal.
¿Recuerdas alguno de estos mensajes que te impactaron tanto que te siguen condicionando a diario? Yo sí, yo tenía terror a encontrarme con un tío mío que siempre me decía que estaba gorda y que perdiera peso o nunca sería feliz y que si no perdía peso mis parejas me abandonarían… Imagínate, menudo mensaje para darle a una niña. Lo fuerte es que yo dejé que ese mensaje condicionara mi vida durante muchísimos años.
Si has identificado algún mensaje escríbelo con detalle, quién te lo dijo, cuándo, cómo, qué te dijo… Y ahora reflexiona… ¿Quieres que esa creencia siga formando parte de ti en realidad? ¿Quieres seguir reviviendo ese momento cada vez que te miras al espejo o prefieres liberarte de él para siempre? ¿Quieres oír la voz de esa persona juzgándote o quieres oír tu propia voz queriéndote? ¿Tiene algún sentido que tu diálogo interior se base lo que alguien te dijo hace muchos años de forma irracional y totalmente inútil para ti? Si empiezas a cuestionarte todo esto ya estás dando un gran paso.
Ahora ya puedes reconocer todos esos mensajes y admitir que ya no los compartes, que no los necesitas y que no quieres que sigan dañándote.
Recuerda una cosa: los pensamientos son sólo pensamientos. No son la verdad absoluta, no son la realidad, no son la verdad suprema. Son un diálogo interno, nada más. Creemos que nuestros pensamientos son la verdad, pero no lo son. Y si esos pensamientos, que no son verdad, además disparan en ti emociones incómodas que te hacen, entre otras cosas, comer sin control ¿no crees que es mejor empezar a descartar dichos pensamientos?
Una forma de ignorar esos pensamientos es centrarte en el momento presente. ¿No te ha pasado que estás tan centrada en ese diálogo negativo interior que todas tus vivencias se ven afectadas? Imagínate que has quedado con unas amigas, te pones un pantalón que te aprieta un poco más que la última vez que lo llevaste, empiezas a decirte que estás gorda, que te queda fatal, que no sabes controlarte, que así no sales… Tu humor cambia, te sientes mal y lo más fácil es que esa noche te lo pases fatal y que comas y bebas de más para mitigar ese mal humor. Al día siguiente la sensación se multiplica y decides empezar una dieta restrictiva… y ya estás otra vez en el círculo sinfín. Todo ese proceso no se habría producido si en lugar de centrarte en esos pensamientos los hubieras dejado pasar y te hubieras centrado en vivir la velada de forma serena y alegre.
Puedes intentar desconectar de ese diálogo igual que, por ejemplo, desconectas de la tele cuando hay anuncios. Los pensamientos pueden seguir ahí, como los anuncios, pero tú no les haces caso.
Céntrate en el momento presente:
- Si estás hablando con alguien, centra toda tu atención en esa persona.
- Si estás en un evento social donde hay comida, no comas y hables a la vez. Si estás hablando, centra tu atención en hablar, si estás comiendo centra tu atención en comer, así serás consciente de lo que comes y no acabarás comiendo muchísimo más de lo que has saboreado.
- Deja de rumiar un pensamiento una y otra vez. Esto es inútil y destructivo y te desconecta de la vida plena y real.
- Siente el agua resbalando por tu cuerpo cuando te duchas. Disfruta de la sensación de bienestar.
- Disfruta del paisaje si das un paseo. Céntrate en todos los detalles del entorno.
- Si tienes niños, concéntrate en estar con ellos al 100% cuando te piden jugar con ellos.
¿Y qué hago para estar en paz con la comida?
Lo ideal sería en realidad que escucharas las señales de tu cuerpo, no que te dejaras llevar por un montón de reglas, algunas totalmente ilógicas y muy difíciles de seguir. Lo que ocurre es que a estas alturas puede haber un pequeño problema para que consigas seguir tu sabiduría natural: que tu cuerpo esté tan abotargado que no puedas escuchar sus señales y que tengas tantísima información rondándote por la cabeza que ya no sepas cómo decidir qué comer.
- Tienes que empezar a reconocer de nuevo el hambre verdadera y diferenciarla del hambre emocional.
- Tienes que volver a reconocer cuándo estás saciada y dejar de comer en ese momento. Ser más consciente y no comer con el piloto automático puesto.
- Tienes que dejar las dietas restrictivas y volver a sentir qué alimentos te hacen sentir recargada, llena de energía y en paz.
Si una hora después de haber comido te sientes cansada y sin fuerzas piensa ¿qué he comido hoy? La próxima vez que comas no elijas comer algo que te haga sentir así de mal. Piensa cómo te gustaría sentirte en unas horas. Prueba otro alimento. Dale una oportunidad a la fruta, a la verdura, a los frutos secos, a los cereales completos. Notarás el cambio, tu cuerpo es sabio y te hará saber en muy poco tiempo que estás eligiendo lo correcto.
Y si alguna vez te apetece algo “no saludable” mejor que lo comas en el momento y de forma moderada a que otro día te des un atracón impresionante movida por la restricción acumulada.
Este proceso de transición es más fácil y exitoso si lo haces acompañada. Yo te ayudaré si me eliges como tu coach.
Eva
Hola! Felicidades a las dos, me encanta leer estos textos y intentar avanzar en mi día a día. Ahora mismo estoi en un momento algo digicil y junto con mis complejos esto es mucho mas dificil... Yo misma voy avanzando poquito a poco pero creo que va dando su fruto. Estoi empezando a utilizar gafas para ir a sitios públicos, que desde pequeña siempre he tenido complejo de "GAFOTAS" y creo que ya está bien con 30 años. Quiero avanzar y como eso muchas otras tonterías que para mi cuesta superarlas ,pero lo seguiré intentando.
Quiero vivir tranquila sin pensar en el que dirán.
Gracias chicas! Os seguiré leyendo ;o)
Hola! Muchas gracias por tu comentario y enhorabuena por esos logros que tú sola estás consiguiendo. Me encanta lo que dices de "creo que ya está bien con 30 años". Esa es la actitud correcta. No dejarte llevar por lo que te dijeron en el pasado (que ya no existe), no revivirlo cada vez y hacerlo presente sino quitarle el poder a ese pensamiento y recuperarlo tú.
Cuidarte con una nutrición inteligente y saludable te da fuerzas para superar muchos obstáculos en la vida. Te aconsejo que lo experimentes.
Un fuerte abrazo
Eva
Gracias!
Pues me cuido muchísimo de siempre, hago ejercicio y ahora aún más con mi embarazo, y muchos complejos no son por comentarios de nadie, si no nuestra propia cabeza la que los crea día tras día. Inseguridades....
¡Muchas gracias a ti por tu comentario, Almudena! Me encanta esa actitud de superación y tus ganas de avanzar, ahí es super importante que seas amable contigo misma y reconozcas todos estos pasos que estás dando para tratarte mejor. ¡Felicidades por tus logros y a por todas!
Un abrazo enorme,
Cristina
¡Felicidades, Eva! Me ha encantado tu post 🙂
Todo lo que comentas me parece muy importante, pero, sin duda, resaltaría el mensaje de centrarnos en el momento presente.
Como tú tan bien has explicado, si estamos desconectadas de nuestras vidas y vivimos siempre con el piloto automático puesto, nos embarcamos en una cadena sin fin de sufrimiento por lo que pasó, o de preocupación por lo que pasará que, para mitigar nuestro dolor, nos arrastra a conductas poco saludables que terminan por pasarnos factura.
Nos perdemos el único momento que es real en nuestra vida y que, por ello, es el único momento en el que podemos darnos cuenta de lo que sentimos, lo que queremos y lo que necesitamos de verdad, y ese no es otro que el momento presente.
Como muy bien dices, nuestro cuerpo es sabio, y, si aprendemos a escucharlo, sin duda, sabremos atenderlo, cuidarlo y vivir en sintonía con él, lo que nos llevará a aceptarnos tal y como somos: únicos.
¡Un paso importantísimo para nuestro Bienestar, Paz y Felicidad!
¡Muchas gracias Eva, por un mensaje tan importante y tan enriquecedor! Sin duda, tu extraordinario trabajo ayuda profundamente a muchas personas que tanto lo necesitan.
Y a ti, Cristina, felicidades también por tu preciosa web y por tu maravilloso proyecto con el que siembras semillas que promueven cambios profundos e importantísimos tan esenciales en el bienestar y felicidad de las personas.
¡Os mando un abrazo enorme a las dos! 🙂
Querida Ana, como siempre es un placer leerte.
Totalmente de acuerdo con lo que expones, el cuerpo es muy sabio y si nos paramos unos momentos a escucharlo siempre nos va a dar la clave de lo que es bueno para nosotros y nuestro bienestar. Me encantan los artículos como el que nos ha compartido Eva porque ayudan muchísimo a tomar conciencia de lo importante que es tratarlo bien y adquirir nuevos hábitos para relacionarnos desde el buen-trato hacia nosotros. ¡Una pasada!
Te mando un abrazo enorme y mil gracias por tu comentario. ¡Muackkkk! <3
Hola cristina. Me puedes decir por favor donde impartirás ese curso del sábado.
También si se puede hablar contigo.
Hola Pachi, te escribo un mail pero te adelanto que el taller es online 🙂
Hola Cristina y Eva!
Acabo de descubrir este blog y me he enganchado muchísimo con este artículo.
Yo también he sido una prisionera del rechazo hacia mi cuerpo, maltratándolo y odiándolo hasta el trastorno alimenticio.
Hace muy poco abrí los ojos del todo, y después de un largo proceso de auto-conocimiento y desarrollo personal logré romper las cadenas, empezar a amarme e intentar ayudar a otras personas en ese mismo camino. Por fin lo he conseguido y no me lo puedo callar.
En el caso de las mujeres, aunque me haya negado a reconocerlo durante muchos años, juega un papel importantísimo la presión social. Y es una presión tan enmascarada que no somos conscientes de hasta dónde nos afecta.
Yo me creía muy libre y no era capaz de salir a la calle sin pintarme el ojo...
Muchísimas gracias por este artículo a Eva y un placer haberme encontrado con tu proyecto Cristina.
Un fuerte abrazo a las 2
Hola Tania!
Bienvenida a mi blog :).
Te doy mi más sincera enhorabuena porque sé que el proceso por el que has pasado no ha tenido que ser nada fácil. Son tantos los condicionantes externos que tenemos encima, que romper esas cadenas requiere mucho coraje. Desde niñas estamos constantemente sometidas a muchísima presión por millones de detalles, los juguetes que nos regalaban, esos comentarios "bienintencionados" para bajar de peso, la publicidad... que terminan causando estragos en la manera en la que nos percibimos y valoramos.
Es importantísimo romper de una vez por todas con esa imagen "ideal" de belleza que nada tiene que ver con la realidad y que solo nos conduce a sentirnos infelices. Me ha encantado tu proyecto y estoy segura que con tu experiencia vas a inspirar a muchísimas mujeres. Mil gracias por pasarte por aquí y compartirla.
Te mando un abrazo enorme,
Cristina