Piensa por un momento en Stephen Hawking. A sus 21 años y con un futuro más que brillante, fue diagnosticado de esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
Las personas que padecen esta enfermedad no suelen vivir más de dos años, y en caso de hacerlo, solo alcanzan los cinco. Sin embargo, Hawking no se rindió y hoy, a sus 76 años, sigue siendo una inspiración real para muchas personas. (**ver EDIT al final del post)
¿Crees que Hawking se resignó o que aceptó su situación?
Tomar la mejor decisión: aceptar o resignarse
Lo sé. Hay momentos en la vida en los que sentimos que todo se nos da la vuelta. Puede ser un problema, dos o seis. No importa. El caso es que el camino que íbamos recorriendo se empieza a poner cada vez más oscuro y complicado. Y no vemos salida.
Entonces, llega esa persona que te da el consejo que necesitabas: “be water, my friend. Lo único que necesitas es pasar página, asúmelo y sigue”.
En ese momento, creemos que estamos aceptando dicha situación y con eso mágicamente la luz comenzará a iluminar de nuevo nuestro camino. Pero no es tan fácil.
Detrás de una aparente aceptación puede esconderse la resignación. La resignación es esa sensación de vivir en un contínuo “sí, pero no”: te conformas con lo que hay, de momento, porque tienes la esperanza de que la situación cambie. Algo, aunque sea muy en el fondo de tu subconsciente, sigue trabajando para cambiarla.
Y aunque tu mente más racional sabe perfectamente que esto no va a cambiar porque, en parte o en todo, no está en tus manos, la esperanza siempre está activa. Esto, día tras día, termina generando frustración.
Estas situaciones frustrantes hacen que inevitablemente te quedes atrapadx en el suceso, y de una manera indefinida. Sería algo así como condenarte a prisión perpetua a ti mismx. Y como buen presx que eres, comienzas a victimizarte.
Te quedas ancladx en el pasado y no te permites disfrutar ni vivir en el presente. La resignación te mantiene en los patrones de sufrimiento que limitan tu potencial de crecimiento.
Sintiéndote víctima de la situación, tu mente no encuentra ninguna otra solución más que decirse a sí misma: “esto es lo que hay”. Y entonces llegan los lamentos y los “esto no lo voy a superar en mi vida”.
Volvamos por un momento al ejemplo de Stephen Hawking. ¿Crees que en algún momento, preso del victimismo, dejó de lado sus investigaciones y proyectos para quedar atrapado en la situación de su enfermedad? Yo diría que no.
Porque no se resignó. Asimiló sus circunstancias y las aceptó.
Cuando aceptas una situación, aceptas la realidad tal cual es. Sin filtros, tal cual viene. Dejas de pretender cambiarla y por eso dejas de sufrir porque no cambia. Simplemente, y como dirían mis colegas más zen, ES.
Esto es lo que nos permite asumir que el dolor es parte del crecimiento y gracias a ello comienzas a ver nuevos caminos que, por cierto, están mejor iluminados.
No quiero decir con esto que la situación comience a gustarte. Para nada. Aceptar consiste en que, a pesar de desagradarte una situación, te das cuenta de que existen nuevas rutas que te llevan a tu propio bienestar, a pesar de existir una situación que no va a cambiar y que te disgusta.
Esto también es aplicable cuando la situación crítica rodea a una persona de tu entorno. Si eres capaz de aceptarla y dejar de resignarte a cómo es, desaparece esa necesidad de cambiarla que te genera frustración una y otra vez. Comienzas a sentir respeto hacia su persona y en ese momento puedes decidir si alejarte o permanecer cerca, siendo consciente del respeto que tú también mereces.
Hawking no se resignó. Aceptó su situación, su enfermedad y todo lo que conllevaba. Se adaptó de tal manera que pudo continuar con sus estudios sobre el universo y con una vida fascinante e inspiradora.
Y con la que afortunadamente nos ha dejado momentazos televisivos como éste.
¿Cómo sé si estoy aceptando o me estoy resignando?
Aunque la teoría parece fácil, la práctica puede complicarse un poco. Y es que es igual de inteligente luchar por cambiar una situación que aceptarla.
Para saber si te estás chocando contra un muro, la situación debería pasar la prueba de la siguiente pregunta: ¿está o no está en tus manos cambiarla?
Si depende de ti cambiar algo, te animo a ser valiente y trabajar por cambiarlo. Pero si no está en tus manos… el trabajo es aceptar que esto es así.
Aún así, esto puede llegar a darte una respuesta dudosa. A veces, y especialmente si estás un poco de bajón, puedes llegar a sentirte confundidx acerca de lo que está o no está en tus manos.
Por ello, si sigues dudando, la siguiente pregunta que tienes que hacerte es: ¿soy víctima o soy responsable?
Cuando estás resignado, el papel de víctima es inconfundible. Sientes frustración e impotencia, porque ser la víctima no es nada agradable.
Sin embargo, cuando estás aceptando una situación, te sientes responsable de tus decisiones. Sabes perfectamente todo lo que puedes y todo lo que no puedes hacer.
Si cuando te haces esta pregunta sigues dudando, relax. Que no cunda el pánico. Aún tenemos un tercer filtro para diferenciar si estás aceptando o estás resignando.
Se trata de valorar si la situación te lleva hacia la negatividad o hacia la fuerza interior.
Es normal que, cuando te encuentras resignado, la negatividad se apodere de ti. Te encuentras sumergidx en un camino en el que, como nada depende de ti, nada merece la pena. Esta impotencia te lleva a un estado de sufrimiento interno que, sin duda, te estará diciendo que estás totalmente resignado.
Por el contrario, si ante esa situación sientes fuerza, motivación y energía para aprender y seguir creciendo como persona, podrás darte una palmadita en la espalda por el buen trabajo: estarás aceptando la situación y a partir de ahí, te sentirás más libre.
De ti depende escoger un camino u otro. Pero recuerda que no tienes porqué cargar ese peso tu solx si no puedes. Si ves que te cuesta desprenderte de la negatividad y sufrimiento que causa la resignación, puedo acompañarte para recorrer el camino hacia la aceptación juntos. Solo tienes que hacer clic aquí.
No me puedo despedir hoy sin dejarte la reflexión que Stephen Hawking hace acerca de su situación:
Es una pérdida de tiempo estar enfadado por mi discapacidad. Uno tiene que seguir adelante, y no lo he hecho mal. La gente no te presta atención si estás siempre enfadado o quejándote.
Aprender a aceptar y dejar de luchar contra lo inevitable será el cambio definitivo para sentirte más libre.
¿Alguna vez has tenido que resignarte a una situación inevitable? ¿Crees que resignarte es más sencillo que aceptar? Me encantaría leerte 🙂
Foto “Hawking”: © British Broadcasting Corporation (BBC)
Foto “The Big Bang Theory”: © Warner Bros.
Si te ha gustado este post, ¡comparte!
Gracias Cristina, este post me llega en el momento justo. Estaba dejándome vencer por la resignación, pero mi espíritu luchador se resiste a ello. No quiero ser una víctima. Mil besos y DEP querido Hawking.
Muchas gracias a ti por leer y por compartir, Sabrina. Me alegro infinito de que te el post te haya servido.
Como además añadiría Benedetti... ¡no te rindas!
Un abrazo enorme, preciosa :*
Hola Cristina,
me parece muy interesante lo que indicas en este artículo.
En mi vida muchas veces creía que ya había aceptado una situación, y más adelante vuelvo a darme cuenta de que realmente sólo me había resignado. Por ejemplo, cuando propuse mi último taller y no se apuntó la gente suficiente... después de un par de semanas todavía estaba enganchado a esa situación, considerándome víctima de las circunstancias.
En cambio, cuando acepto una situación honestamente, me siento en paz desde el primer momento.
Que grande Stephen Hawking, nunca olvidaré lo que me ayudó a abrir la mente su libro "El universo en una cáscara de nuez" cuando era adolescente. Vaya pasada la sincronicidad publicar este artículo el mismo día de su muerte, qué gran homenaje.
Muchas gracias por tus aportaciones, eres una gran fuente de inspiración.
Un abrazo grande
P.D: Me encanta la forma en la que relacionas las películas, las series y sus personajes, con el mensaje que quieres transmitir. Yo también soy una gran cinéfilo 😉
¡Hola Luis!
Qué bueno lo que compartes y además te entiendo perfectamente... ¡que levante la mano quien no haya caído en el victimismo de la resignación alguna vez! Ahí lo que veo importante es que nos demos cuenta pronto y trabajemos en soltar ese enganche interno, para poder poner nuestra mirada en "¿qué puedo hacer para sentirme bien conmigo (o con otros/el mundo) en esta situación?". A veces es un currazo 😉 pero alcanzar esa paz interna de la que hablas sin duda merece la pena.
Y sí! súper fuerte la sincronía, ¿verdad? Sí que fue un grande, yo lo intenté con "Historia del tiempo", pero era muy joven y no me enteré de mucho. Un tema pendiente que quiero solucionar.
Muchísimas gracias a ti por pasarte por aquí y por tus comentarios, me alegro infinito de que te inspire el blog. Cinéfilos to the power!
Un abrazo grande,
Cristina