"La verdad es que estoy cansada de estar siempre ahí para todo el mundo. Me enfada que yo siempre esté dispuesta a hacer favores y los demás no lo aprecien, parece que a la gente le cuesta mucho estar disponible cuando yo lo necesito. Me pasa con amigos, muchas veces con mi pareja, siento que no valoran todo lo que hago por ellos y lo que más me cabrea es que no parecen darse ni cuenta."
¿Tú también sientes que das más de lo que recibes?
Si es así, te pasa como a muchos de los clientes con los que trabajo en consulta. Personas que se sienten frustradas porque se vuelcan en las relaciones y sienten que su pareja, de sus amigos, su familia... no lo aprecian.
Me cuentan que suelen estar ahí siempre para todos, son siempre los que se ofrecen a solucionar la vida a todo el mundo. Pero luego sienten una falta de reciprocidad, se quejan de que no hay la misma bidireccionalidad en la relación.
Es un tema con el que muchas personas nos podemos identificar y, de hecho, le he dedicado un directo en el nuevo espacio que he inaugurado en Instagram, #desmontandolapelícula a petición de mi comunidad.
El feedback ha sido estupendo y he recibido varias aportaciones que enriquecen el contenido del directo. Así que he decidido escribir un artículo con el que me gustaría ayudarte a tomar conciencia de esta conducta, que puede tener serias implicaciones para tu autoestima y salud emocional.
(Por cierto, si quieres estar en el palco VIP de Desmontando la Película y acceder al contenido exclusivo en vídeo del programa, te invito que te suscribas a la newsletter para verlo cuando quieras en Youtube).
Empezamos.
¿Por qué, y para qué, das más de lo que recibes?
Cuando esta conducta de estar siempre dando de más está instaurada como un mecanismo de funcionamiento, suele tener que ver con una búsqueda de aprobación. Si esta búsqueda es habitual, suele estar relacionada con una necesidad de complacer al otro. De agradarle a toda costa.
La necesidad de agradar, hasta cierto punto, es completamente normal simplemente por motivos de supervivencia. Necesitamos la aprobación de otros miembros de la tribu para sentir que pertenecemos y satisfacer la necesidad psicológica de reconocimiento. También, por otro lado, se trata de una conducta muy premiada socialmente.
Un ejemplo: a nivel laboral, ciertas empresas fomentan que les entregues tu tiempo, tu vida y si me apuras hasta tu alma con ciertas promesas como ascensos, más dinero, prestigio... Promesas que en muchos casos, no llegan a materializarse. O el coste que supone conseguirlo es demasiado alto en términos de salud integral.
Ser una persona generosa y ayudar a otras personas, o a la causa que tú elijas, es una cualidad que facilita la creación de vínculos y el bienestar social. El problema viene cuando lo haces renunciando a tus propias necesidades y deseos y te colocas en último lugar.
Por otro lado, puede que sientas, como me cuentan algunas personas, que este dar de más lo haces sin renunciar a tus necesidades. Que lo haces porque te gusta, porque lo eliges.
Si es este tu caso, te hago una pregunta: ¿cuál es el conflicto entonces? Porque aquí pueden pasar dos cosas:
- Que no te importe no recibir lo mismo. ¡Hey, lo haces de manera altruista! Good for you. No hay queja entonces, ¿es así?
- Que sí te importe: aquí es donde está el quid de la cuestión. No estás consiguiendo algo que quieres, no se cumplen la expectativas que tienes del otro.
¿Cómo te afecta sentir que das más de lo que recibes en las relaciones?
Consecuencias de dar de más
- Sentimientos de enfado y frustración porque no recibimos lo que esperamos
- Ansiedad y preocupación constantes, adelantarse a lo que el otro pueda pensar de mi
- Pérdida del yo, insatisfacción y malestar vital
- Sentimientos de culpa por saber en el fondo que te estás haciendo un flaco favor.
- Mantenedor de baja autoestima, no nos tenemos en cuenta, nos desvalorizamos y nuestro autoconcepto cae en picado.
- Relaciones de codependencia
Debajo de esta conducta suelen haber instaladas una serie de creencias erróneas.
- Los demás deberían apreciarme y quererme por todo lo que hago por ellos.
- Los demás deberían aprobar lo que hago, porque me esfuerzo mucho en complacerles.
- Los demás nunca me tendrían que rechazar ni criticar, porque siempre intento vivir pendiente de sus deseos y expectativas.
- Las otras personas tendrían que ser amables y cuidadosas conmigo a cambio de lo bien que yo las trato.
- Las otras personas jamás deberían herirme ni tratarme de manera injusta, porque yo soy muy amable con ellas.
- Las otras personas nunca deberían abandonarme, debido a que me necesitan por todo lo que hago por ellas.
- Las otras personas nunca deberían enfadarse conmigo, porque haría cualquier cosa por evitar conflictos, enfados o enfrentamientos con ellas.
- Los demás tendrían que saber si me pasa algo aunque yo no se lo diga.
Cuidado, a veces sí hay esa reciprocidad pero no la vemos porque no es como nosotros la queremos.
Esto sucede porque colocamos en el otro la expectativa de recibir exactamente lo mismo que damos sin tener en cuenta que es una persona distinta a nosotros y, por tanto, su forma de dar puede ser muy diferente a la nuestra. En este sentido se relaciona con la autoexigencia, y la exigencia hacia los demás.
¿Desde dónde das más de lo que recibes? ¿Qué expectativa tienes cuando lo haces?
En el intercambio de dar y recibir podemos interpretar varios papeles y es importante delimitar cuáles de ellos estamos jugando para poder establecer relaciones sanas. ¿Desde dónde realizamos este dar de más? Y, sobre todo... ¿para qué lo hacemos?
Esta parte te la quiero plantear como un ejercicio y para realizarlo, vamos a ver algunos personajes muy conocidos que ocupan roles diferentes en el juego de dar y recibir.
Son algunos de los ejemplos que estuvimos viendo en el directo del que parte este post.
Forrest Gump
Ejemplo de persona que da sin esperar nada a cambio. Generoso y altruista, da desde la pureza de sus intenciones dejando un mundo mejor allí dónde va. Y el Universo se lo devuelve con creces.
Ned Flanders
El vecino de Homer Simpson es un personaje generoso que trata de ser coherente con sus valores cristianos. Pero a veces llega a un límite en el que podemos verle perder el control.
Vito Corleone, El Padrino
En el cine es un personajazo. En la vida real, esta es la posición en la que das generosamente, sí, pero siempre con unas condiciones implacables y buscando cobrarte el favor.
Melvin Udall
Más allá de los distintos trastornos que sufre este personaje, es el típico ejemplo de persona que no da nada y solo espera recibir. Como Sheldon Cooper, una posición que afortunadamente cambia gracias a las personas que le rodean.
Ariel
Aquí me voy a detener un poco más porque las mujeres, especialmente, hemos recibido multitud de ejemplos en los que la conducta abnegada, poniéndonos al final de todo, es lo que se espera de nosotras. Ariel es un personaje que entrega todo su mundo, entrega hasta su voz, para obtener el amor del príncipe. Al menos en el cuento original, en el que ella muere, vemos que estas conductas no le sirven para nada. Sin embargo en la versión Disney su conducta al final es premiada, lo que plantea un mensaje bastante distorsionado sobre qué significa el sacrificio en las relaciones.
Aportaciones de personajes que han surgido en mi comunidad
Además, a partir de un comentario en el directo en el que dije que a veces es complicado encontrar varios personajes femeninos de referencia (y me comprometía a encontrar más), recibí como propuesta de personaje a Berta Escobar, la mujer de Antonio Recio en La que se avecina.
Como Ned Flanders, es una mujer también de fuertes valores y convicciones cristianas. Que siempre da más de lo que recibe, pero que también llega a un punto en el que se cansa, llegando a divorciarse incluso (aunque después se vuelve a casar).
Otra propuesta que surgió con una pregunta en la zona privada de mi canal de Youtube es Mr. Molesley, un personaje secundario de la serie Downton Abbey. No es tan popular como los anteriores, pero es ejemplo de persona que cuando recibe no siente que lo merezca, se siente mal al recibir. Probablemente porque antes nunca recibió (porque no pedía), porque no cree que lo merezca, porque cree que incomoda al otro...
Es una persona generosa, que siempre ayuda a los demás. Recuerdo que al final de la serie, tras una vida de servidumbre, consigue un trabajo como profesor y dice "Nunca pienso que merezco nada". Cuando lo vi me pareció muy significativo e indicador de alguien que necesita trabajar el permiso de merecer.
¿Das más de lo que recibes? Te propongo un ejercicio
Trabaja respondiendo estas preguntas:
- Si te pidiera que eligieras entre estos personajes uno con el que te identificas... ¿con cuál te quedarías y por qué?
- ¿Qué harías tú en su lugar?
- ¿Cuál crees que sería el desenlace al que habrías llegado según tu personalidad?
- ¿Qué cualidades te atraen más de ese personaje? ¿Y las que menos?
- ¿Hay alguna manera positiva en la que este personaje pueda inspirarte en el día a día?
Tus respuestas son un punto de partida para empezar a replantearte el modo en el que te relacionas cuando das más de lo que recibes.
¿Cómo cambiar esta manera de funcionar a largo plazo?
Para además lograr un cambio duradero y conseguir relacionarte de manera equilibrada, respetándote, es importante realizar un trabajo más profundo a varios niveles: cognitivo, emocional, conductual, corporal y relacional.
- Cognitivo: trabaja con tus creencias limitantes y mensajes de guion. Y revisa tus expectativas y la manera en la que puedes estar idealizando de los demás.
- Emocional: aprende herramientas gestión emocional saludable y trabaja en aceptarte con tu lado oscuro y tu lado luminoso.
- Conductual: atrévete a poner límites y empieza a comprobar en la realidad qué es lo que sucede cuando lo haces.
- Corporal: aprende a sentir lo que pasa por dentro de tu cuerpo, a detectar las sensaciones previas a la emoción.
- Social-Relacional: trabaja tu empatía y asertividad.
Con constancia y paciencia, puedes conseguirlo.
Si estás sintiendo que das más de lo que recibes en tus relaciones de amistad, de pareja o con tu familia y te gustaría que te ayudara a equilibrar esta situación, podemos empezar a trabajar con el programa de acompañamiento individual CAMERA ON.
Se trata de un programa individual de cinco semanas, con sesiones, materiales y acompañamiento, y con el que quiero ayudarte a equilibrar esa sensación de dar más de lo que recibes y que empieces a cambiar el guion de la película de tu vida.
Contáctame aquí y valoramos juntos tu caso. Sin compromiso alguno 🙂